Vuelve

Publicado en Facebook, el 16 octubre 2021


Vuelve

Y cada vez se enoja, se entristece, se desconcierta.

Se asusta.

Pero vuelve


Y a la semana siguiente está convencida/o de que el otro no la entiende, que nunca ha estado allí, que su realidad, sus valores, sus creencias son diferentes.

Y de que no volverá.

Pero vuelve.


Y entonces se enfurece. Porque ¿Cómo puede ser que el otro le diga lo que le dice? Si es tan claro que ella no tiene que ver con lo que le pasa, que no es su culpa.

Y si, es verdad, el otro no habló de culpa, pero...

Sabe que él la culpa... y si no la culpa es lo mismo, no la entiende.

Pero a la semana siguiente, vuelve.


Y, sin embargo, la próxima, al salir, está segura de que sí, que esta vez sí es la última. Tan segura está que incluso hoy se lo dijo. Le dijo que ya no volvería. Y aunque el otro (maldito) le dijo que igual iba a esperarla la próxima semana, ella sabe que no volverá.

Y está segura. Segura y más que segura.

Pero 3 o 4 días después de verlo, justo en la misma pelea de cada siempre con siempre el mismo, justo en el mismo momento de la misma siempre misma frustración, se le aparece la voz de aquel (maldito) diciéndole en su propia mente lo que siempre le dice cuando está sentado frente a ella "es que si siempre hacés lo mismo, siempre pasa lo mismo".

Y entonces, se enoja, se entristece, se desconcierta.

Pero por una vez, quizá además de enojarse, entristecerse y desconcertarse, también entrevé que ella podría hacer (o al menos intentar, o al menos pensar, o al menos intuir) algo diferente y entonces ve (o al menos intenta, o al menos piensa, o al menos intuye) que quizá algo cambiaría.

Y entonces, una tristeza honda la inunda un instante apenas; y si bien el dique de siempre pone inmediato las barreras de siempre para que lo que está endeblemente en pie pueda seguir en pie... algo le pasa adentro, algo diferente. Algo diferente antes de lo igual.

Y entonces vuelve. Una vez más.


Y, por supuesto, vuelve igual que siempre.

Y se sienta frente al otro.

Y le cuenta lo mismo de siempre.

Y se enoja como siempre, se entristece como siempre, se desconcierta como siempre...

... pero un poquito menos.

Tan poquito que (casi) ni se da cuenta.

Aunque de algo (alguito) se da cuenta (o casi).

Y algo (alguito) se le acomoda un poco más blando ahí adentro, más blando y más hueco. Y más abierto.

Apenas.

(Casi)

Pequeñamente bello.

Endeblemente bello.

Humanamente bello.


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No podría admirar más a cada paciente que cada semana vuelve a sentarse ante mí o ante cualquier otro ayudador, de todos los colores y formas.

No podría admirar(me) más a aquel que fui, hace ya 24 años, que durante los primeros 6 meses de terapia cada vez que se iba estaba seguro de que no volvería.

Y a la semana siguiente lo mismo

Y a la semana siguiente lo mismo

Y a la semana siguiente lo mismo

(Aunque con atraso, feliz día del psicólogo a todos los que caminan esta profesión indescriptible.

Y a mi psicóloga, a la que sigo volviendo)