Otro otoño
La tristeza amorosa del vivir
me toma
esta mañana
Nada hay oscuro
ni perdido.
Sólo el reflejo amarillo del otoño,
las hojas ya secas en el piso,
el anciano abrigado en la plaza vacía.
A lo lejos,
el sol nos regala blanda su calidez
y nos obliga a cerrar los ojos
y a sonreír,
apenas.
Así como vinimos, nos iremos.
Mientras, otro otoño comienza.